Esos días en los que mi felicidad está por los suelos, o simplemente se ha esfumado por cualquier motivo. En los que no me apetece nada, o sólo me apeteces tú. En los que pararme a pensar en ti es suficiente para sonreír, o oír tu nombre y que un cosquilleo recorra mi cuerpo de pies a cabeza. Cuando el corazón manda señales a todo el cuerpo de quererte, y que lleguen a mi cabeza y esta las devuelva, al acordarse de que tú me ves como una más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario